domingo, 13 de marzo de 2011

El motín de Aranjuez

El motín de Aranjuez fue una revuelta de carácter popular, respaldada por el Príncipe de Asturias, Fernando VII, entre el 17 y el 19 de marzo del año 1808, provocada por la difícil situación que atravesaba España como consecuencia de las guerras europeas y crisis del absolutismo, y dirigida principalmente contra el que entonces era auténtico dueño de la situación política española, Manuel Godoy.
Las alianzas que Godoy venía estableciendo primero con Inglaterra (1793-1795), y más tarde con la Francia revolucionaria y napoleónica habían tenido consecuencias bastante desastrosas para el país.
El colofón a los malos resultados de la alianza con Napoleón fue la batalla de Trafalgar (1805), que puso fin al proyecto napoleónico de invadir Gran Bretaña por mar. De tal modo que la única opción para el emperador francés era bloquear la isla desde el continente.
Todos estos acontecimientos los venía observando Fernando VII con bastante indignación. Despreciaba a Godoy por su gestión diplomática y los resultados de su política, pero también porque controlaba a su padre y a la Corte, y quizás por su relación con su madre, aunque es posible que esta nunca existiera.
La cima de los despropósitos la encontró Fernando VII cuando, según el tratado de Fontainebleu (1807), España autorizaba la entrada de un ejército francés que se dirigía a Portugal, país que se negaba a aceptar el embargo a Gran Bretaña. Además, en el mismo tratado se contemplaba el reparto de Portugal entre los franceses y Godoy, verdadero atentado contra los derechos dinásticos de cualquier familia real, si tenemos en cuenta que Godoy era un noble de muy baja alcurnia como para ostentar un título regio.
La entrada de los franceses en España demostró que sus intenciones eran muy distintas a lo acordado. Las tropas napoleónicas empezaron a ocupar plazas sin siquiera luchar (Pamplona, San Sebastián, Barcelona, Burgos…). En 1808 la situación era crítica, y la familia Real, temiendo de las intenciones de los franceses, se retiró a Aranjuez, con la intención puesta en marchar hacia Sevilla, puerto en el que embarcarían para pasar a México, tal y como había hecho el rey portugués Juan VI, que había establecido su Corte en Brasil.
El día 13 de marzo de 1808 se tomó la decisión del traslado a Sevilla, y el día 15 se movilizaron a gran parte de las tropas de Madrid para escoltar a la comitiva regia. Esto provocó la reacción de los partidarios de Fernando VII, reacios al exilio de Carlos IV en México, que instigaron revueltas corriendo la voz de la huida de los reyes. En la noche del 17 al 18 de marzo, grupos de revoltosos armados con palos, azadas y teas atacaron la casa de Godoy, que se había escondido, y fue saqueada.
Carlos IV, temeroso de su propia vida si la turba se descontrolaba, hizo el gesto de desposeer a Godoy de todos sus poderes y asumió el mando del Ejército y de la Marina ante las Corte y los Ministros, competencias que ejercía Godoy hasta entonces. Pero cuando el 19 de marzo Godoy fue encontrado escondido en su casa, la noticia corrió veloz entre la plebe, que se armó de nuevo, quedó descontrolada y marchó sobre su casa para lincharlo. Ante la gravísima situación, Fernando VII, querido por el pueblo por haberse enfrentado a Godoy, medió logrando salvar al valido, y su padre, completamente desprestigiado, abdicó en él como última opción para superar la crisis.
El 23 de marzo los franceses entraron en Madrid, y Murat se encargó de declarar nula la abdicación de Carlos IV, lo que motivaría más adelante la mediación de Napoleón en el enfrentamiento entre padre e hijo y las abdicaciones de Bayona, en abril.

Regencia de Maria Cristina

Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de su marido Fernando VII en 1833. Pese a que la Regente no se identificaba con su ideario, los liberales se configuraron como la única fuerza capaz de mantenerla en el trono. Así, Maria Cristina llamó a Martínez de la Rosa, un liberal moderado, a formar un gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista. Martínez de la Rosa emprendió una serie de reformas muy moderadas. Entre ellas destacó el Estatuto Real en 1834.
Se trata de una Carta Otorgada, concedida por la voluntad de la Regente, en la que se conceden algunas reformas: Se establecieron unas Cortes bicamerales formadas por la Cámara de Próceres, constituida por los Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por el monarca, y la Cámara de Procuradores, elegida mediante un sufragio censitario muy restringido. Solo  los varones de más de treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales anuales tenían derecho de voto.
La escisión de los liberales
La insuficiencia de las reformas de Martínez de la Rosa, en un contexto de guerra civil contra los carlistas, llevó a que los liberales terminaran por escindirse en dos grupos: moderados y progresistas. La guerra civil culminó la división del liberalismo español, iniciada en el Trienio Liberal.
Caída de Maria Cristina
La oposición de la Regente a la Ley de Ayuntamientos de 1840 (elección alcaldes y concejales) , unido a diversos problemas ligados a la vida privada a María Cristina la forzaron a renunciar y a marchar fuera del país. En su ausencia se nombró a un nuevo Regente: el General Espartero (1841-1843).
Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los fueros vasco-navarros.
La firma de un acuerdo librecambista con Inglaterra engendró grandes protestas en Barcelona que fueron duramente reprimidas. El bombardeo de la ciudad llevó a que Espartero perdiera todo su popularidad, incluso entre los propios progresistas.
Finalmente, una sublevación militar organizada por los  moderados, a la que se unieron algunos progresistas, precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Para salir del impasse político en el que se hallaba el país, las nuevas autoridades aceleraron,  pese a tener solo catorce años, la coronación como reina de Isabel II.

Los cien mil hijos de San Luis

Es la denominación que recibió el ejército francés, liderado por el duque de Angulema, descendiente de quien sería Carlos X de Francia, como parte de la misión de la Santa Alianza de restaurar las monarquías absolutas en Europa, ante el pedido del zar de Rusia, que sintió que lo sucedido en España era una agresión contra sus ideologías. En el congreso de Verona, reunido en octubre de 1822, los miembros de la Santa Alianza aprobaron la invasión francesa a España.
El nombre del ejército respondía a que este grupo armado de alrededor de cien mil personas, irrumpiría en territorio español, invocando la protección de San Luis, con el fin de restaurar el Antiguo Régimen, según lo expresara, Luis XVIII, primo de Fernando VII, en su discurso pronunciado el 28 de enero de 1823, al abrirse las Cámaras.
España era importante para Francia por sus vínculos, no sólo políticos, sino también comerciales, y por la necesidad de recuperar los territorios coloniales, que habían logrado, o estaban en vías concretas de emanciparse. El 7 de abril de 1823, entraron en España, con el fin de imponer la Monarquía Absoluta, desplazada por el liberalismo, quienes habían tomado el poder desde 1820, gobernando durante el período conocido como “Trienio liberal”.
El sector del ejército liberal comandado Francisco Espoz y Mina, con alrededor de 20.000 hombres fue el más eficaz. Intentaron repeler a los franceses en Cataluña, pero no contaron con apoyo popular, y los franceses, sin grandes dificultades, tomaron Madrid.
Los liberales, el gobierno y las Cortes, tomaron como rehén a Fernando VII, quien se negaba a acompañarlos alegando razones de salud, y huyeron primero a Sevilla y luego a Cádiz, ciudad que sufrió el asedio de los absolutistas, terminando en un trato que consistió en la entrega de la ciudad y la liberación del monarca a cambio de que éste perdonara y olvidara lo sucedido, y respetara las normas liberales vigentes hasta entonces.
Fernando VII una vez libre no respetó su promesa y abolió todas las leyes que se había comprometido a respetar. Cerraron periódicos y universidades, y el 7 de noviembre de 1823 la Plaza de la Cebada de Madrid, fue escenario de la ejecución de Riego, líder revolucionario. Como consecuencia, el sistema absolutista volvió a imponerse en España hasta la muerte de Fernando VII en 1833, en lo que se conoció como “Década Ominosa”.

Constitución de La Pepa

Estando las autoridades políticas y el clero, del lado de los franceses, intentaron contener el movimiento popular patriótico espontáneo de consecuencias revolucionarias aunque no lo consiguieron. La Junta Central asume el poder en ausencia del rey. En 1812, las cortes se reúnen en Cádiz, única ciudad española importante que no estaba bajo el control militar de los franceses.Tras intensos debates se promulga la primera constitución española, es la constitución de Cádiz, es La Pepa , es la de 1812. Han triunfado las ideas reformistas de los liberales. El texto se edita en nombre de Fernando VII, pero la constitución desposee al soberano de la condición de monarca absoluto. Por primera vez se garantizan por ley las libertades individuales. Y con el tiempo pasamos de un monarca absoluto a una reina constitucional.
Merece la pena leer detenidamente estos primeros artículos...La Nación española es la reunión de todos los españoles.. Los representantes proclamaron el principio de la Soberania Nacional, en las Cortes de Cádiz se integraron con diputados de la metrópoli y sus colonias. El total de representantes fue de 303, de los cuales, 37 eran americanos.
La constitución reconoce como principio fundamental el de la “soberanía nacional”. No reconoce el origen divino del poder de los monarcas, ni las pretensiones de dominio del ejército imperial de Napoleón, se declara "libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona" . Mantiene la tradicional católica de España, declarando que “la religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra”

sábado, 12 de marzo de 2011

Napoleón II

Sí, hubo un Napoleón II, hijo de Napoleón Bonaparte y de Maria Luisa de Austria (su segunda esposa).
Nació el 20 de marzo de 1811, en París.
El 4 de abril de 1814, Napoleón Bonaparte redacta en Fontainebleau una acta de abdicación que reserva los derechos de su hijo. El 6 de abril de 1814, Napoleón finalmente debe renunciar a la corona para él y su descendencia. Napoleón se despidió a sus tropas el 20 de abril de 1814 en Fontainebleau y se fue a la isla de Elba.
El tratado de 10 de junio de 1817 se retiró definitivamente al hijo de María Luisa y su título y sus derechos sobre Parma que ya habían sido devueltos a los Borbón-Parma por el artículo 99 del Congreso de Viena.
Durante los Cien Días, el Acta Adicional a las Constituciones del Imperio del 22 de abril de 1815 le devolvió al hijo de Napoleón I el título de Príncipe Imperial, pero no el del rey de Roma. A finales de los Cien Días, Napoleón I realiza su segunda abdicación en el palacio del Elíseo, que señala: «mi vida política se acaba, y proclamo a mi hijo, bajo el título de Napoleón II, emperador de los franceses». Pero Napoleón II vive entonces en Viena, en manos de su abuelo el emperador Francisco I de Austria. La comisión de gobierno presidida por Fouché lo designa, en todos sus documentos, como emperador, antes de disolverse el 7 de julio de 1815. Luis XVIII entra en París el 8 de julio de 1815 para reinar allí de nuevo.
El joven emperador enfermó de tuberculosis en 1830, y finalmente Napoleón II, falleció el 22 de julio de 1832, a la edad de 21 años,en el palacio de Schönbrunn (Viena). En 1940 sus restos fueron trasladados , desde Viena a la cúpula de Los Inválidos de París, junto a la tumba de su padre, el emperador.

Ferrocarril español

El primer ferrocarril español, se construyó  en un sitio diferente al que todos creen, fue en la Isla de Cuba,una de las colonias de la corona Española, para transporte de Caña de Azúcar al puerto de La Habana. Esta línea se construyó entre 1835 y 1837 cubriendo el trayecto entre La Habana y Bejucal. En la península no fue hasta el año 1848 cuando se construyó la primera línea que cubría el trayecto entre Barcelona y Mataró. Esta línea se acabó de construir el día 20 de Octubre de 1848 y que se inauguró oficialmente ocho días después el 28 de octubre de 1848, bajo el gobierno de Narváez. La línea la construyó el contratista Joseph Locke junto al litoral, tuvo que construir un túnel (el primero de España) en la población. Se realizaron diversas pruebas para acondicionar la línea y en ellas se tardó en realizar el trayecto de ida (Barcelona - Mataró) en 58 minutos. El día de su inauguración el tren se componía de 24 vagones con una capacidad para unos 900 viajeros. Como el trayecto obtuvo una gran acogida, en días posteriores, se incrementó el número de vagones en el tren llegando hasta los 35 vagones con una capacidad máxima de 1900 viajeros. El segundo ferrocarril que se construyó en España es el de la línea Madrid-Aranjuez cuyos planos se realizaron en 1844 por el ingeniero Don Pedro de Lara. Los planes eran de construir una línea de ferrocarril de 49 kilometros desde Madrid hasta Aranjuez y mas adelante unir la línea con Albacete, para terminar su recorrido en la provincia de Alicante. Pero Don Pedro de Lara decidió abandonar el proyecto, incluso teniendo las licencias de construcción concedidas, ya que ningún organismo oficial le apoyaba. En 1849, retomó el mando de la construcción de la línea que acabó siendo inaugurada el día 9 de Febrero de 1851 por la reina Isabel II.Las locomotoras utilizadas en esta línea tenían una potencia de aproximadamente 186 caballos y la velocidadad máxima que podía alcanzar es de 32 Km/h. En Julio de 1854 entró en funcionamiento de la línea de Barcelona a Granollers, un recorrido de 29 kilómetros. También en el año 1854 se construyó el ferrocarril que unia la provincia de Valencia con Jativa, con 56 kilómetros.

Amadeo de Saboya

Nació en Turín en 1845 y fue el segundo hijo del rey de Italia, pero el reinado italiano lo heredó su hermano mientras que él se convirtió en Duque de Aosta. La revolución de 1868 (la Gloriosa) había dado paso a un gobierno constitucional que había promulgado una Constitución democrática (la Constitución de 1869) y monárquica, que no encontraba el candidato idóneo para el trono español. El general Prim, encargado de escoger al candidato, había desechado la opción prusiana debido a la crisis suscitada con Francia (que provocó la guerra Franco-Prusiana), y no quería oír ni hablar de una nueva candidatura borbónica. La monarquía italiana, joven y prestigiosa entre los revolucionarios por su orientación liberal, levantaba simpatías, y la opinión de las grandes potencias no se oponía al establecimiento de un Saboya en España. El general Prim se había entrevistado con él y tenía una muy buena imagen sobre su persona pero algo en su contra era que no tenía descendientes, problema que se terminó al nacer su hijo Victor Manuel. La llegada de Amadeo a España se produjo en un ambiente de profunda crisis. La revolución había inflamado los deseos independentistas en Cuba y Puerto Rico, y se desarrollaba allí una dura contienda que las finanzas españolas no podían afrontar. La aristocracia y el clero no le tenían en estima, y se cebaban en su persona con demasiada frecuencia. En sus años como rey, Amadeo demostró, no obstante, rectitud de conducta, se mantuvo alejado de las intrigas y cumplió en todo momento con sus deberes, algo por lo que era apreciado entre el pueblo llano, que no obstante le recriminaba su poco conocimiento del castellano. En un primer momento el rey se mostró optimista, deseando enderezar una situación muy difícil. Pero pronto los conflictos se multiplicaron. Los carlistas se alzaron provocando la tercera guerra carlista ahora que su candidato al trono había llegado, el anarquismo y el republicanismo llegaron a España, todas estas corrientes sumieron al país en un ambiente de caos. El gobierno de coalición de los liberales se rompió y el rey se encontró sin apoyos, por lo que decidió marcharse del país dejando como gobierno una república. Murió en Turín en 1890.

General Prim

Militar y político español que nación en Tarragona en 1814. Se integró en el Ejército para defender el Trono de Isabel II desde el comienzo de la Primera Guerra Carlista en la que ascendió hasta coronel. Inclinado a las ideas liberales, se lanzó enseguida a la política como diputado por Tarragona. Se enfrentó al autoritarismo de Espartero y acabó contribuyendo a derrotarlo organizando una sublevación en Reus. El gobierno progresista formado tras esta sublevación nombró a Prim gobernador militar de Barcelona, con el encargo de reprimir el movimiento revolucionario que perduraba en la ciuda. Al pasar el poder a los moderados de Narváe, decidió dejar la política durante un tiempo y dedicarse a viajar por europa. En 1847 se convirtió en gobernador de Puerto Rico y es recordado por su direza contra bandoleros y sublevaciones esclavistas. De regreso a la Península en 1848  fue elegido nuevamente diputado y volvió a adquirir protagonismo político tras la Revolución de 1854, con la que dio comienzo un nuevo bienio progresista. Se integró en la Unión Liberal, partido centrista creado por O’Donnell. Siendo ya éste presidente del gobierno, participó en la Guerra de África , obteniendo éxitos que le valieron el título de marqués de los Castillejos. En 1861 fue puesto al mando del cuerpo expedicionario español enviado a México, en colaboración con fuerzas francesas y británicas, para obtener del gobierno de Juárez el pago de las deudas pendientes; las victorias militares de Prim obligaron a Juárez a comprometerse al pago de la deuda por el Convenio de la Soledad, pero, al descubrir que Napoleón III pretendía aprovechar aquel pretexto para derrocar a Juárez e instaurar en su lugar a Maximiliano I como emperador de México, Prim decidió por su cuenta retirar sus fuerzas.
Aunque las autoridades españolas ratificaron su postura, el desacuerdo con O’Donnell llevó a Prim a abandonar la Unión Liberal y, ante la enemistad que había suscitado en la opinión conservadora por no alinearse con los enemigos de Juárez, regresó a las filas progresistas.
Desde entonces conspiró continuamente para derrocar a los gobiernos moderados, e incluso a la propia Isabel II, que les amparaba: intentó un fallido desembarco en Valencia. Finalmente, lanzó la Revolución de 1868, en colaboración con Sagasta, Serrano, Ruiz Zorrilla y Topete. Prim participó en el pronunciamiento inicial en Cádiz y marchó luego a sublevar Valencia y Barcelona, antes de hacer su entrada triunfal en Madrid, cuando la reina ya estaba destronada.
En el inmediato gobierno provisional presidido por Serrano, Prim se encargó del Ministerio de la Guerra; en las Cortes constituyentes defendió la definición del nuevo régimen como una monarquía democrática, que quedó plasmada en la Constitución de 1869. Serrano pasó entonces a ejercer la Regencia mientras se encontraba un rey para el trono vacante, sustituyéndole Prim como presidente del Consejo de Ministros. Desde ese cargo fue uno de los principales defensores de la candidatura de Amadeo de Saboya; pero unos días antes de que éste llegara a Madrid para iniciar su reinado, Prim murió asesinado sin saberse nunca bien como ocurrió.

martes, 8 de marzo de 2011

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno
 Miguel de Unamuno es uno de los escritores que se designaban como la Generación del 98 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la Guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Cuba y las Filipinas en 1898.
Miguel de Unamuno nació en Bilbao en 1864.Fue catedrático de griego y rector de la Universidad de Salamanca, ciudad donde murió en 1936, salvo de 1924 a 1930 ya que en esta época fue desterrado por Miguel Primo de Rivera.
Obra de Unamuno
La obra de Unamuno presenta una constante literaturización de su propia vida, de su experiencia vital, marcada por varias crisis religiosas y existenciales que le hicieron perder la fe. De ahí que sea una obra mayoritariamente filosófica que plantea el sentido de la vida humana y refleja la preocupación de los escritores de la época por la pérdida de las colonias españolas en America y por el futuro de España. Unamuno renovó la tecnica narrativa.Sus obras (Paz en la guerra y La tía Tula) se alejan del realismo, o al suprimir descripciones y aumentar los diálogos, lo que le valió la crítica de muchos de sus contemporáneos.En su novela ¨Niebla¨,obra que calificó como nivola ( de la mezcla de niebla y novela ), utiliza con frecuencia el monólogo interior y plantea las relaciones del protagonista con el autor tal y como hacemos nosotros con Dios.
Posiblemente su obra más importante sea San Manuel Bueno, mártir escrita cinco años antes de su muerte y tras su mayor crisis espiritual, trata de un cura el cual ha perdido la fe a pesar de ello continúa realizando el sacerdocio.

domingo, 6 de marzo de 2011

Independencia de Cuba

Cuba siempre tuvo buenas relaciones económicas con España. Durante el siglo XIX se desarrollará en Cuba la última sociedad esclavista del imperio español, alrededor del cultivo de la zafra, y después de firmarse el acuerdo entre España e Inglaterra para terminar con el tráfico de esclavos. En 1856 se prohibió la esclavitud en Cuba y se comenzó a importar chinos, indios y mexicanos, en condiciones similares.
Aunque la esclavitud se había abolido,  las condiciones de los negros y mulatos en la colonia eran deplorables. A ello se unía la negativa situación comercial. Las presiones de la burguesía textil catalana habían llevado a promulgar de la Ley de relaciones comerciales con las antillas (1882) y el Arancel Cánovas (1891), que garantizaban el monopolio del textil catalán obligando a Cuba absorber sus excedentes de producción. Este privilegio en el mercado cubano asentó la industrialización en Cataluña durante la crisis de la década de 1880, derivada de sus problemas de competitividad a costa de los intereses de la industria cubana, lo que fue un estímulo esencial de la revuelta.
Una de las iniciativas desde el gobierno central fue dar constitución a la isla que le otorgaba autonomía plena a Cuba.Ninguna de las iniciativas emprendidas desde el Gobierno central tuvieron éxito a pesar de los claros avances, ya que para los intereses de la oligarquía criolla como los de los intervencionistas de los Estados Unidos de América, la presencia española era un obstáculo a eliminar.
EL COMIENZO DE LA GUERRA
Con la experiencia de la Guerra de los Diez Años, un mayor apoyo de las fuerzas políticas y una mayor conciencia nacional, los libertadores concibieron la campaña "Invasión al occidente" que tenía el fin de tomar ese sector de la isla. No fue fácil someter el Oriente de Cuba, en donde las fuerzas realistas tuvieron grandes aprietos para contener a los libertadores.
Entre las muchas victorias obtenidas por los soldados cubanos se destaca el Cruce de las trochas. A pesar de combatir en condiciones extremadamente desiguales, el ejercito libertador cubano logro el control absoluto de la mitad oriental del pais y mantuvo una guerra de guerrillas en la otra mitad occidental que sometio al ejercito español a un desgaste total. Para comienzos de 1898 el gobierno colonial apenas controlaba las principales ciudades costeras, los cubanos ganaban cada vez mas y mas terreno y el gobierno colonial no contaba ya con los recursos para seguir costeando la guerra. El gobierno de Los Estados Unidos reclamaba que la guerra afectaba sus intereses y le exigio a España reformas para lograr la paz.El gobierno colonial le otorgo a Cuba la autonomia e inicio una serie de reformas y declaro un armisticio,pero los rebeldes cubanos declararon que ya era demasiado tarde para un arreglo pacifico y aseguraron que solo se detendrian hasta lograr la independencia. Las tropas independentistas vislumbraban la victoria final cuando la guerra tomaría otro rumbo: el acorazado estadounidense Maine, explotó cerca de la costa de Cuba. Ante esta situación Estados Unidos acusó a España de agresión y anunció una guerra inminente. Ante la amenaza, el Capitán General de Cuba, Ramon Blanco, le propuso al General Maximo Gomez, líder de los rebeldes,una alianza para enfrentar a los norteamericanos.El general Gomez se nego rotundamente y recibió ordenes del gobierno rebelde de apoyar al ejercito estadounidense para lograr finalmente expulsar a los españoles de Cuba. El ejército español tenía ahora que luchar contra dos frentes y finalmente perdió la guerra.